NACER POR VOS Y PARA VOS (Relato) *por Diego Ibarra


El amor es un sentimiento maravilloso y aunque a veces puede doler, me arriesgaría mil veces a sufrir, sin temor a nada, solo por tenerte a mi lado. Es por vos que llegué a sentir cosas, que jamás hubiera imaginado.

No quiero que esta sensación me abandone, porque me enseñaste a amar, sin límites, sin medidas. Prometo estar a tu lado hasta mi último suspiro y demostrarte todo lo que aprendí, regalándote mi amor eterno.

Lo mejor que pudo pasarme en la vida, fue haberme cruzado en tu camino, y conquistar tu corazón hasta hacerlo mío. Aún me cuesta creer que te tengo entre mis brazos y que todo el amor que siento, es solo para vos.

Es tan increíble, como maravilloso, y aunque busque como loco, no encuentro palabras que me ayuden a expresar la felicidad que llevo dentro.

Por eso, sólo puedo decir que te amo, y que estaré agradecido eternamente, por haberme cruzado inesperadamente ese día contigo.

Tantas veces me habían lastimado, que la idea de abrir nuevamente el corazón ya no era para mí una opción. Hasta que llegaste vos, y por más que intenté bloquear mis sentimientos, entraste a mi vida sin pedir permiso y la llenaste de una alegría que hacía mucho tiempo no sentía.

Existen millones de personas que van en busca del amor, muchas de las cuales dejan de existir, sin haber tenido la suerte de conocerlo. Yo, por mi parte, puedo sentirme afortunado, porque encontré a esa persona especial que me enseña lo que significa amar, y aún más importante, a amar de forma incondicional. Esa persona sos vos, y no podía haber encontrado a alguien mejor para aprender sobre el amor, y todas las maravillas que tiene caer es sus redes.

Sin lugar a dudas tengo mucha suerte,  porque entre tanta gente, pude encontrar a esa otra mitad que completa mi ser y me hace sentir amado, cada vez que me acaricias, me besas y me envuelves entre tus brazos.

Soy afortunado, realmente afortunado, y eso te lo debo a vos, mi amor. Mi corazón late más fuerte cada vez que te veo, cada vez que te escucho, y cada vez que te pienso.

Desde que apareciste con tu hermosa sonrisa y tus ojos que me iluminan, te convertiste en culpable de mi alegría.  Todo lo que un día creí, cambió entonces completamente el día que te conocí, porque aunque me resistí, no pude evitar caer en tus brazos y ver cambiar todo lo que un día fui, volviendo a nacer sólo por vos, y para vos.

Por Diego Ibarra, de 5. 3 EES N° 18 de Berazategui

Comentarios

Entradas populares